Echando la vista hacia abajo, sin perder el frente, por el tema de no chocarnos contra otro objeto volante no identificado, podríamos fotografiar en nuestra mente el relieve del suelo que sobre volamos, prestando atención podríamos ver cada uno de los elementos que sobresalen sobre el terreno ganando altura perfilando los limites aéreos de una ciudad, los valles, llanuras, cadenas montañosas, vaguadas, macizos o collados.
Prestando un poco más de atención cualquiera nos podría decir con suma facilidad los metros de desnivel de cada uno de estos accidentes geográficos, para ello bastaría echar la vista a un mapa y ver la proximidad entre sus curvas de nivel y la escala en la que están representadas, pero no hace falta ser un topógrafo para darse cuenta de esto, simplemente basta con calzarse unas zapatillas y echarse a correr por las calles o campos y comprobar con nuestro sufrimiento los accidentes del terreno.
Este domingo he podido comprobar una vez más que Soria: NO ES LLANA, todo aquel que la vea desde la lejanía no puede darse cuenta de las diferencias de nivel existentes en cada una de sus calles, tiene unas cuestas con unas pendientes en unos casos muy pronunciadas y en otros casos muy sibilinas.
La verdad es que en cada una de sus cuestas había que bajar el pistón para conseguir recuperar el resuello con mayor facilidad una vez se había alcanzado la cota más alta, daba igual si la calle era una avenida más o menos ancha o si estabas callejeando, echabas la vista al fondo y siempre te encontrabas con una cuesta de mayor o menor pendiente.
Al final conquistamos el objetivo final que no era otro que terminar, a un ritmo adecuado a las condiciones del terreno, cuando corres en casa da igual el tiempo realizado lo importante una vez más es llegar.
Un día que nació con anécdota para el recuerdo, ya que había quedado con mi amigo Carlos a las 6 de la mañana, para dejarlo en Miranda de Ebro de camino a Soria y al final lo tuve que sacar casi de la cama porque no había cambiado todavía la hora en el reloj. Al final salimos un poco más tarde pero dio tiempo suficiente para comprar la prensa, algunos productos de la tierra y hacer unas cuantas fotos de rigor en los alrededores del estadio de donde salía la carrera.
Unos cuantos estiramientos y un poco de carrera continua y listos para tomar la salida, mañana espectacular, al sol se estaba perfectamente, pero la sombra te recordaba que el jersey era un buen compañero de paseo. Un par de vueltas por la ciudad a un ritmo marcada por los accidentes del terreno tal y como ya he explicado anteriormente.
Para continuar con esta jornada de asueto nada mejor que un buen bocata en el Pico Frentes, con unas vistas espectaculares, no tuve ningún inconveniente en declinar una invitación para comer de Carlos que me llamo justo cuando acababa de llegar al punto más alto.
La sesión deportiva terminó con una visita al spa natural de Fuentetoba, recordando viejos tiempos, el agua no la encontré tan fría como en anteriores ocasiones pero sirvió para no tener ningún problema en las piernas.
Ya de vuelta a casa, parada en Miranda para tomar un refrigerio y conocer un poco la ciudad con guia incluido, mal día escogí porque hacia un viento bastante frío que cortaba al mas pintado.
De esta forma hemos añadido otra media maratón a nuestras espaldas y unas cuantas anécdotas para el recuerdo.
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